Manuel Valella
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✟ El señor Manuel Valella Piñón, marinero y pintor, ha fallecido en La Habana (Cuba) este viernes 30 de mayo de 2025 a los 93 años de edad.

D.E.P.

Natural de Folgueiro, en el municipio de O Vicedo (Lugo), Valella tuvo una infancia difícil, conoció el hambre, el racionamiento y la dureza del trabajo desde muy joven. Cuidaba vacas, recogía leña y ayudaba en todo lo que podía para contribuir en casa. Recordaba con humor que el chicharrón “salvó muchas bocas” en aquellos años difíciles.

En 1947, con apenas 16 años, se convirtió en marinero, embarcándose en lanchas como Los Cuatro Hermanos o Luz Divina, que operaban desde Viveiro. Pero la precariedad no daba tregua. A los 17 años, escribió a su padre, que ya vivía en Cuba, para que lo reclamara. Así, en diciembre de 1949, embarcó en Vigo rumbo a La Habana en el transatlántico Marqués de Comillas. La travesía duró un mes y cambió su vida para siempre.

Un trabajador incansable que estudió de noche y soñó con el arte

Al llegar a Cuba, trabajó inicialmente como bodeguero y luego como operario de servicios varios en el hospital gallego La Benéfica. Por las noches, lejos de rendirse al cansancio, se formaba en la Academia Arteche y en la Escuela de Comercio. Se graduó como contador, tenedor de libros y mecanógrafo, lo que le permitió ascender hasta convertirse en jefe económico del hospital. Más tarde, trabajaría durante una década en el Banco Nacional de Cuba.

Pero más allá de su carrera profesional, Valella vivía con pasión su verdadera vocación: la pintura. Su talento artístico fue reconocido dentro y fuera de la isla. Participó en más de un centenar de exposiciones individuales y colectivas, no solo en Cuba, sino también en Brasil, Sudáfrica, Rusia y España. Su obra se exhibió en galerías tan importantes como Diago y 10 de Octubre, y fue adquirida por turistas y coleccionistas de medio mundo.

Un artista con alma solidaria

Valella no solo pintaba: también compartía. En el barrio de Luyanó fundó y dirigió el proyecto “Hijos de España”, un espacio gratuito de integración infantil donde enseñaba arte a los más pequeños, muchos de ellos en situación vulnerable. Fue su manera de devolver lo que la vida y la isla le habían dado.

Gracias a esta labor, recibió numerosos reconocimientos, entre ellos el premio La Gitana Tropical y el Premio Memoria Viva 2011, que distinguen a quienes mantienen viva la cultura en el exilio. Además, fue un colaborador activo del Centro Gallego de La Habana y miembro destacado de diversas asociaciones de emigrantes, como la de Puentedeume y su Partido Judicial o la Asociación Viveiro y su Comarca, que le rindió homenaje en su centenario.

Un legado que trasciende generaciones

Manuel Valella Piñón fue un hombre de espíritu libre, profundamente gallego y radicalmente humano. En sus palabras, no emigró, sino que “escapó” de una realidad asfixiante en busca de un futuro mejor. Y ese futuro lo construyó con esfuerzo, arte y generosidad.

Cuba lo acogió “como una señorita risueña”, y él le devolvió ese abrazo con obras llenas de color, proyectos sociales, y un compromiso que nunca se apagó. Vivió, creó, enseñó y amó entre dos orillas, dejando una huella profunda tanto en Galicia como en la isla caribeña.

Hoy, su nombre forma parte de la memoria colectiva de la emigración gallega. Y su historia sigue inspirando a quienes, como él, se atreven a cruzar océanos sin dejar atrás sus raíces.

Todavía se desconocen los datos del sepelio.

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